20 de marzo de 2007

Un monstruo montado en un carrusel


Hace unos días estaba hablando con mi mejor amiga sobre ese monstruo de dos o más cabezas que todos llevamos dentro...digo monstruo en primer lugar porque es increíble lo que cada cuál puede llegar a hacer cuando alguien rompe tus límites de tolerancia llevándote al terrible abismo de la crueldad más extrema. En segundo lugar creo que todos tenemos múltiples personalidades, diferentes personas dentro de nosotros mismos que toman decisiones diferentes, como quien se pone un traje según la ocasión..jamás andamos desnudos y ni siquiera mirando a los ojos.

Cuando miras a los ojos, cuando realmente conoces a alguien y esa persona te conoce tiene las armas para destruirte, sin embargo, y en un proceso casi imperceptible he llegado al punto de mi vida en que no sólo una, sino dos personas me conocen...atemorizante y maravilloso al mismo tiempo. Ambos pueden mirar de frente a mi pequeño monstruo y domesticarlo.

Han pasado tantas cosas...creo que la sensación de estar en un carrusel eterno comenzó hace dos años y desde ese entonces los hechos no han dejado de alegrarme, mortificarme y atemorizarme...lo reconozco, tengo miedo de lo que siento por esos dos domadores de la bestia que vive en mí...dependo de ellos, los extraño constantemente y los quiero.


A medida que avanza el carrusel me miro en los espejos y cada luz hace que me vea diferente...a veces hermosa, fuerte, otras veces apenas una sombra de mí misma y no tengo como eliminar esa sensación agridulce de los últimos sucesos en mi vida. A veces el carrusel gira muy lento y con música infantil, en otras sólo me sujeto fuertemente al frío acero y cierro los ojos.


La única certeza que tengo por ahora es que puedo ser muchas cosas y seré feliz en la medida que el pequeño monstruo montado ridículamente en el carrusel no me haga daño y menos a los demás.


¿Mantendrán los demás a su pequeña bestia lejos de mí?

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