11 de septiembre de 2006

Por qué no tengo auto y por qué no tenerlo, aunque los use...


Unas cuantas razones motivan a no tener automóvil, aunque hoy por hoy son un mal necesario

Cuando digo que no quiero tener auto mis amigas me miran como si estuviera loca, cuando les cuento que tengo por política personal caminar la mayor cantidad posible cada día me dicen que soy anticuada, aunque envidian mi peso y ellas se la pasan haciendo dietas. Mis razones para no tener auto obedecen a mi innata rebeldía que indica no hacer nada que sea masivo y no creerse ninguna pomada.

Así como evité tener celular hasta el último año de la universidad, fumar y beber alcohol cuando tenía 15 años y hacer otras cosas que todos hacían, ahora me niego a tener auto la mayor cantidad de tiempo posible...las razones que a continuación enumeraré son de índole social, pero también personal.

En primer lugar, no quiero tener auto porque son poco ecológicos y aún no se inventa el automóvil que no me haga sentir culpable de contaminar ambientalmente o acústicamente.

Por otra parte, el precio influye para no tener un "cacharro"...hay que pagar el vehículo y como están las cosas, debe hacerse en cómodas 50 cuotas (una carga demasiado pesada de llevar), hay que cancelar anualmente patente, permiso y seguro y, diariamente, enfrentar el costo de bencina y estacionamiento...peor aún si el móvil se hecha a perder.

Los autos son estresantes: prefiero subir a la locomoción colectiva y sumirme en mis pensamientos cada mañana en lugar de estar atenta a las señales del tránsito e imprudencias de otros conductores.

Los vehículos son un bien que se pone en riesgo constantemente, lo pueden chocar, rayar, romper los vidrios o robar completo provocando un stress que no me gustaría vivir.

Sin embargo, son necesarios, deben existir para que llevemos el ritmo acelerado del mundo sin quedarnos atrás. Esto me lleva a manifestar mi profunda admiración por un grupo llamado Movimiento de Furiosos Ciclistas que se han organizado para poder circular en dos ruedas en lugar de cuatro. Lamentablemente, pocas ciudades del país cuentan con esta organización y menos aún con ciclovías u otras facilidades para los pedaleros.

A ver si un día de estos me animo a andar en bici y rompo el miedo a los perros vagos y conductores imprudentes y me lanzo a ver mi ciudad desde otra perspectiva, arriba de una bici.

3 reflexiones:

sewin dijo...

ESO!

Unknown dijo...

súbase a la bicicleta no más.... dele weno... ademas que es tan rico allá en Serena pasear por la avenida del mar en cleta.... saludos!!

Unknown dijo...

ahh... y visite http://monoatraccion.blogspot.com